domingo, 15 de julio de 2012


Disfrutemos el Flamboyán


Entre la primavera y el verano dominicano, se produce un fenómeno que muchas personas por la rapidez con que transcurren en la vida y por la fuerza de verlo a diario, no hacen un alto, una pausa, para observarlo detenidamente, resulta que entre los meses de mayo a julio de cada año se produce la floración de los Flamboyanes, llenando las calles y parques no sólo de la ciudad de Santo Domingo sino de todo el país de un esplendoroso color rojo-anaranjado.  El Flamboyán árbol nativo de Madagascar y que hoy se ve en los trópicos y subtrópicos de todo el mundo de belleza impresionante cuando se halla en plena floración, fue una de las primeras cosas que llamó la atención y sorprendió a los primeros exploradores portugueses y franceses que llegaron a la isla de Madagascar a principios del Siglo XVI, quienes de inmediato se encargaron de propagar  este árbol por todas sus demás colonias en los 5 continentes.   De nombre científico Delonix Regia, del griego, delos, evidente, notable y onus, uña, refiriéndose a los pétalos notablemente unguiculados y Regia, del latin  regium-a-um, real, por su grandiosidad cuando está en flor.  En español  Framboyán o en un su versión más lógica, Flamboyán (Del francés flamboyant, literalmente = “llameante”, de flamboyer “llamear”, por aquello de su intenso color rojo-anaranjado).  Comúnmente conocido como Framboyán, Flamboyán o Ponciana Real, de la familia de las caesalpiniaceae (leguminosae), con dos variantes; Framboyán enano o Ponciana enana (caesalpinea pulcherrina) y Framboyán Real, Flamboyán Real o Ponciana Real (Delonix Regia).

Este árbol de tamaño mediano - grande, de 10 a 15 metros de altura y más siendo uno los diez más famosos árboles del mundo, por lo que ha merecido el que los botánicos le hayan conferido un título de nobleza, al agregar en su nombre científico la palabra regia, que significa “de la realeza”, aludiendo a su magnifica floración y que muchos productores y horticultores de todo el mundo los utilizan en diferentes entornos urbanos y paisajístico de nuestras ciudades.

Por su color se distinguen dos tipos de Flamboyanes: el rojo y el amarillo, el rojo, dependiendo de su etapa de floración se presenta más o menos rojo, y algunos tirando al anaranjado y son los más numerosos en nuestra ciudad y en nuestro país.  El amarillo, que por genética de la especie se reproduce en relación de uno (1) a cada diez (10) rojo-anaranjado, contándolo conservadoramente, no necesariamente produciéndose de las semillas del amarillo otro árbol amarillo,  razón por la cual casi no lo vemos con la frecuencia del rojo-anaranjado, no deja de tener ese resplandor que lo califica como un árbol exuberante y bello. Se manifiesta este resplandor en el Flamboyán rojo, por el efecto de la yuxtaposición del color rojo, con el verde de las hojas, que al ser colores complementarios se potencializan, con el de color amarillo sucede otra cosa, el amarillo y el verde de la hojas son colores análogos, porque ocupan posiciones inmediatamente próximas en la rueda de los colores, en razón de su parecido armonizan bien entre si,  Estos tipos de combinaciones de colores son muy frecuentes en la naturaleza.  Su belleza es tal que muchos lo han calificado como el árbol de mayor belleza en la América tropical. 

Esta especie de árbol merece el que hagamos un reconocimiento no tan solo por su belleza natural, sino porque nuestra ciudad necesita de espacios urbanos que despejen al ciudadano común que a diario camina por las calles, y que necesita tener menos contaminación visual  y contar con la belleza que brindan estos maravillosos árboles que por demás, traen sombra y refrescan el ambiente citadino.   Bueno seria proponer que algún parque o área verde de la ciudad sea arborizada en su totalidad de una combinación de este árbol, (alguna experiencia tenemos en La Vega), tanto del color rojo, como del amarillo; sería un espectáculo que disfrutaríamos en esa época del año, el observar de la descomunal escena natural que produciría la floración de estos árboles.  Dejamos esta  idea a las autoridades Municipales que si han hecho una buena labor sembrando diferentes tipos de palmas en la ciudad, y que muy bien podría combinarse con otras áreas que sean dedicadas al Flamboyán.     


Rafael Sánchez Cernuda
Arquitecto / Fotógrafo