jueves, 29 de enero de 2009

Atardecer en Bayahibe

lunes, 26 de enero de 2009

Fotogrupo en Boca de Yuma



viernes, 9 de enero de 2009

Neblinas y Bosques Nublados por Zacarias Nieto

geographica

Bosques envueltos en neblina, en Constanza. PEDRO JAIME FERNÁNDEZ

Entre los muchos tipos de bosques existentes en la isla de Santo Domingo hay unos que merecen atención especial por su importancia como generadores de agua.

Son éstos los llamados bosques nublados, esto es, forestas ubicadas en las altas montañas que pasan mucho tiempo envueltas en nubes cargadas de humedad, tanto de día como de noche.

Los habitantes de las comunidades vecinas les llaman generalmente “las neblinas” a estos bosques, y por eso en la toponimia insular este nombre se repite con frecuencia en todas las
cordilleras del país.

La ubicación de estos bosques nublados es casi siempre la misma: entre los 900 y los 2,500 metros. Por la conformación orográfica del país, muchos de estos bosques dan la cara al barlovento de las montañas y afrontan los vientos alisios que soplan comúnmente de nordeste a suroeste.

Al enfriarse el aire caliente y húmedo que viene de las tierras bajas se forman entonces densas nubes o neblinas que chocan con las tierras altas y las envuelven.

Muchas veces estas nubes sobrepasan las crestas de las lomas y descienden a sotavento, rotando sobre sí mismas (rotor clouds), y extienden a su vez la franja de bosque nublado aunque de menos extensión que en la cara de sotavento de la montaña.

Estos bosques, sumamente importantes en la ecología insular, son verdaderas esponjas que absorben y retienen agua en grandes cantidades pues las neblinas descargan sobre ellos millones de metros cúbicos de ese líquido vital.

Como esos bosques y la tierra que los contiene poseen una temperatura mucho más baja que el aire ascendente, las neblinas generalmente se condensan y se precipitan en lluvias que agregan más agua al bosque.

En general, estos son bosques densos con una vegetación específica de las zonas nubladas visualmente dominada por helechos, palos de viento, ébano verde, bromelias, musgos, manaclas,
pitas, palos de cotorra, escobones y una extensa flora de hoja ancha que ha evolucionado para aprovechar y retener el máximo posible de agua.

Aquellos que no conocen estos bosques no se imaginan la importancia que tienen para la economía del país y la seguridad alimentaria de la población, y para la misma supervivencia
del pueblo dominicano.

En varios de estos bosques nacen algunos de los principales ríos del país y algunos importantes
afluentes que alimentan estos ríos.

Mencionemos por ejemplo, los ríos Jima y Masipedro ,que nacen precisamente en la serranía
que los viajeros conocen como Casabito, pero cuya cima muchos lugareños llaman “Las Neblinas”.

Estos dos ríos alimentan la presa de Rincón, junto con otro río llamado Jayaco, que nace en otro bosque nublado más bajo vecino a Las Palmas de Guarey. Con esas aguas se riegan los grandes arrozales de Rincón, Ranchito, Jima y La Piña, y se sostienen los acueductos de esas y otras comunidades.

La desaparición del bosque nublado de Casabito (Las Neblinas) significaría la extinción de esos caudales y la consecuente reducción en la producción arrocera de esa región, así como en una posible crisis de agua potable.

El río Yuna nace también en un bosque nublado en las montañas circundantes al valle de Rancho Arriba. Lo mismo pasa con otros importantes cursos de agua como el río Las Cuevas (que nace en un bosque nublado encima de La Horma de San José de Ocoa) y el Río Grande del Medio (que nace, precisamente, en “Las Neblinas” de Palero, Constanza).

Estos dos ríos también alimentan una presa, la de Sabana Yegua, cercana a Padre Las Casas,
de la cual depende buena parte de la producción agrícola y la seguridad alimentaria de la cuenca del Bajo Yaque del Sur.

Del bosque nublado del Parque Nacional de la Sierra de Neiba salen varios cursos de agua, superficiales y subterráneos, que alimentan las poblaciones de Galván, Neiba, Villa Jaragua, Los Ríos, Postrer Río y la Descubierta, entre otras. El día que desaparezca ese bosque esas comunidades van a enfrentar una crisis de agua muy seria pues están ubicadas en una de las zonas más secas del país.

Las comunidades de Hondo Valle y El Cercado, y hasta Elías Piña, también reciben sus aguas de los ríos y manantiales y arroyos que se desprenden del bosque nublado de la Sierra de Neiba. Los ríos Caña y Macasías son resultantes del agua que mana de la zona nublada de la loma de Calimete, vecina a la Sierra de Neiba.

No hemos hablado de la Loma Quita Espuela y del vecino bosque nublado que alimenta el río Nagua, cuyas aguas sirven para regar los arrozales de la llanura del mismo nombre y para servir a los acueductos de varias comunidades rurales de esa zona.

Tampoco hemos hablado de los ríos Sonador, Juma y Blanco, que reciben aguas de las neblinas de las lomas de Alto Bandera y Bonao, y permiten la producción de arroz del valle de Bonao, engrosando además al lago de la presa de Hatillo.

De otro bosque nublado llamado también “Las Neblinas”, hoy parque nacional, salen el río Haina y el río Maimón, entre otros. Este último sostiene los acueductos de Piedra Blanca y Maimón, y contribuye al riego del Bajo Yuna después de pasar por la Presa de Hatillo.

Queridos lectores, cuando ustedes oigan hablar de “las neblinas” en alguna parte del país, piensen que los bosques que esas nubes mojan cumplen con una función esencial en la economía
y la alimentación dominicanas

ZACARÍAS NIETO
Geógrafo
zacariasnieto@ gmail.com

viernes, 2 de enero de 2009