Disfrutemos el Flamboyán
Entre la primavera y el verano
dominicano, se produce un fenómeno que muchas personas por la rapidez con que
transcurren en la vida y por la fuerza de verlo a diario, no hacen un alto, una
pausa, para observarlo detenidamente, resulta que entre los meses de mayo a
julio de cada año se produce la floración de los Flamboyanes, llenando las
calles y parques no sólo de la ciudad de Santo Domingo sino de todo el país de
un esplendoroso color rojo-anaranjado.
El Flamboyán árbol nativo de Madagascar y que hoy se ve en los trópicos
y subtrópicos de todo el mundo de
belleza impresionante cuando se halla en plena floración, fue una de las
primeras cosas que llamó la atención y sorprendió a los primeros exploradores
portugueses y franceses que llegaron a la isla de Madagascar a principios del
Siglo XVI, quienes de inmediato se encargaron de propagar este árbol por todas sus demás colonias en
los 5 continentes. De nombre
científico Delonix Regia, del griego, delos,
evidente, notable y onus, uña,
refiriéndose a los pétalos notablemente unguiculados y Regia, del latin regium-a-um, real, por su grandiosidad
cuando está en flor. En español
Framboyán o en un su versión más lógica, Flamboyán (Del francés flamboyant, literalmente = “llameante”, de flamboyer “llamear”,
por aquello de su intenso color rojo-anaranjado). Comúnmente conocido como Framboyán, Flamboyán
o Ponciana Real, de la familia de las caesalpiniaceae (leguminosae), con dos
variantes; Framboyán enano o Ponciana enana (caesalpinea pulcherrina) y
Framboyán Real, Flamboyán Real o Ponciana Real (Delonix Regia).
Este
árbol de tamaño mediano - grande, de 10 a 15 metros de altura y más siendo uno
los diez más famosos árboles del mundo, por lo que ha merecido el que los botánicos
le hayan conferido un título de nobleza, al agregar en su nombre científico la
palabra regia, que significa “de la
realeza”, aludiendo a su magnifica floración y que muchos productores y
horticultores de todo el mundo los utilizan en diferentes entornos urbanos y paisajístico
de nuestras ciudades.
Por
su color se distinguen dos tipos de Flamboyanes: el rojo y el amarillo, el
rojo, dependiendo de su etapa de floración se presenta más o menos rojo, y
algunos tirando al anaranjado y son los más numerosos en nuestra ciudad y en
nuestro país. El amarillo, que
por genética de la especie se reproduce en relación de uno (1) a cada diez (10)
rojo-anaranjado, contándolo conservadoramente, no necesariamente produciéndose
de las semillas del amarillo otro árbol amarillo, razón por la cual casi no lo vemos con la
frecuencia del rojo-anaranjado, no deja de tener ese resplandor que lo califica
como un árbol exuberante y bello. Se manifiesta este resplandor en el Flamboyán
rojo, por el efecto de la yuxtaposición del color rojo, con el verde de las
hojas, que al ser colores complementarios se potencializan, con el de color amarillo
sucede otra cosa, el amarillo y el verde de la hojas son colores análogos, porque
ocupan posiciones inmediatamente próximas en la rueda de los colores, en razón
de su parecido armonizan bien entre si, Estos
tipos de combinaciones de colores son muy frecuentes en la naturaleza. Su belleza es tal que muchos lo han
calificado como el árbol de mayor belleza en la América tropical.
Esta
especie de árbol merece el que hagamos un reconocimiento no tan solo por su belleza
natural, sino porque nuestra ciudad necesita de espacios urbanos que despejen
al ciudadano común que a diario camina por las calles, y que necesita tener
menos contaminación visual y contar con
la belleza que brindan estos maravillosos árboles que por demás, traen sombra y
refrescan el ambiente citadino. Bueno
seria proponer que algún parque o área verde de la ciudad sea arborizada en su
totalidad de una combinación de este árbol, (alguna experiencia tenemos en La
Vega), tanto del color rojo, como del amarillo; sería un espectáculo que disfrutaríamos
en esa época del año, el observar de la descomunal escena natural que
produciría la floración de estos árboles.
Dejamos esta idea a las autoridades
Municipales que si han hecho una buena labor sembrando diferentes tipos de
palmas en la ciudad, y que muy bien podría combinarse con otras áreas que sean
dedicadas al Flamboyán.
Rafael Sánchez Cernuda
Arquitecto /
Fotógrafo